La transición hacia energías renovables en México depara retos y oportunidades únicas, al representar el 25% de la matriz energética actual, cifra que incluye fuentes eólicas, solares e hidráulicas. Sin embargo, los retos de la energía eólica en México han cobrado mayor peso al constituir el 6% de capacidad instalada, equivalente a 7.8 gigavatios
Irene Arranz, integrante del equipo de ventas de Siemens Gamesa y miembro del Comité de Expertas de la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE), compartió su perspectiva sobre el panorama actual y las soluciones necesarias para potenciar este recurso sostenible.
De acuerdo con Arranz, Oaxaca lidera el aprovechamiento del viento en el país, con una capacidad instalada de 2.7 gigavatios, seguida por Tamaulipas y Nuevo León, con 1.7 y 0.96 gigavatios respectivamente. En estados como Coahuila y Puebla, Siemens Gamesa ha logrado instalar el 100% de la capacidad eólica.
Duplicar la capacidad eólica, una meta alcanzable
En el camino hacia alcanzar un 45% de energía renovable en la matriz energética nacional para 2030, se plantea el reto de duplicar la capacidad eólica instalada de cara a este nuevo sexenio encabezado por Claudia Sheinbaum, si se logra una colaboración efectiva entre el gobierno y la iniciativa privada. Esto significa agregar entre 6 y 9 gigavatios adicionales a los 7.8 gigavatios actuales. Por ello, hoy existen 800 megavatios de proyectos listos para conectarse y otros 30 proyectos que suman 5 gigavatios en diversas etapas de desarrollo.
Para lograr las metas del sector al 2050, Arranz estima que se necesitan entre 30,000 y 50,000 millones de dólares en inversión privada, además de un marco regulatorio que genere confianza en las y los inversionistas.
El cuello de botella es la infraestructura de transmisión
Se avecina un panorama donde la alta demanda eléctrica aumenta con el nearshoring y los data centers, proyectos que también irán al alza este año. Para Arranz uno de los mayores desafíos para el crecimiento de la energía eólica en México es la modernización de la red eléctrica. Existen zonas congestionadas, como Monterrey, Oaxaca y el Valle de México, que necesitan una red de transmisión más robusta y confiable para llevar la energía desde los puntos de generación hacia los centros de consumo, señala. Sin embargo, modernizar estas redes implica tanto digitalización para mejorar la eficiencia como la construcción de nuevas líneas. Un proceso que puede tardar entre 8 y 10 años en completarse.
Almacenamiento, una alternativa
A corto plazo, soluciones como el almacenamiento con baterías podrían mejorar la estabilidad y confiabilidad de la red, así como dar respuesta a los retos de la energía eólica. Se ha establecido legalmente que los proyectos renovables incorporen hasta un 30% de baterías, pero esto debe evaluarse caso por caso para no comprometer la viabilidad económica de los proyectos, ya que cada uno es distinto. De ahí que esto requiere regulaciones claras y justas, donde el sector participe en la elaboración de leyes que impulsen la energía eólica y aseguren una transición justa.
Beneficios económicos
Más allá de los retos técnicos, ante la inconformidad de comunidades por la implementación de algunos proyectos eólicos, al considerar que no han recibido ningún beneficio o que éste ha sido mínimo, Arranz explica que, durante la fase de construcción de un parque eólico, se generan aproximadamente 300 empleos por cada 100 megavatios, y en la fase de operación, alrededor de 40 empleos permanentes para los siguientes 20 o 25 años. Además, los proyectos suelen ir acompañados de iniciativas como la creación de centros de formación y universidades, que fortalecen el desarrollo local.
Impactos sociales y medioambientales
Arranz indica que las comunidades fueron consultadas según la normativa vigente en la que se exige que los proyectos deben tener la ‘consulta indígena’ aprobada antes de comenzar su construcción. Agrega que los proyectos eólicos como son a gran escala están conectados a la red de transmisión nacional, y no hay manera de saber si la energía se queda en la zona o va a otro sitio.
Asimismo, en cuanto a iniciativas con beneficio social, la ingeniera destaca “Tejiendo el viento”. Un programa diseñado para impulsar la economía de artesanas en el Istmo de Tehuantepec. Esta iniciativa incluye capacitaciones en gestión financiera y diseño creativo, así como apoyo para la comercialización de productos a nivel nacional e internacional. Hasta ahora, el programa impactó a aproximadamente 140 artesanas de 12 comunidades.
Otro caso relevante es la colaboración con la Universidad del Istmo en Juchitán para la creación de un centro de capacitación. Este proyecto busca formar especialistas locales en energía eólica. Con ello promueven empleos de calidad y evitan la migración forzada. Siemens Gamesa dona los equipos y forma a los instructores para garantizar una educación de alto nivel, agrega.
¿La tecnología eólica afecta a la biodiversidad aérea?
Uno de los retos de la energía eólica es la preocupación común ante el impacto de los aerogeneradores en la biodiversidad. En particular en las aves. No obstante, Arranz subraya que los aerogeneradores están equipados con unos sistemas de monitorización de aves que detectan cuando el ave está acercándose al aerogenerador. “Lo que hacen es parar o reducir la velocidad para evitar que el ave impacte en las palas. O sea, eso sí es una realidad, no solo Siemens Gamesa, sino todos los aerogeneradores del mercado traen este tipo de dispositivos”, explica.
Foto de Sergio Damián Zamorano Delgadillo, primer lugar en la categoría “Trabajo y el viento” del 5º Reto Nacional de Fotografía “Mi vida y el viento” promovido por la AMDEE.
Fuente: Energía Hoy